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UNA MAGNÍFICA GRAND OPÉRA SOBRE UNA HISTORIA FALSA

En la última semana de Octubre tendremos la oportunidad de ver en Bilbao, como inauguración  de la 64ª Temporada de la ABAO, la ópera Don Carlos, de Giuseppe Verdi, con libreto de Joseph Méry y Camille Du Locle, basada en el poema dramático Don Karlos, Infant von Spanien, de Friedrich Schiller. Se representará la Versión Francesa de 5 Actos y  Ballet, incluyendo el Acto de Fontainebleau (el original que estrenó Verdi el 11 de marzo de 1867 en la Ópera de París).

Bajo la Dirección Musical de Massimo Zanetti y la Escénica de Giancarlo del Mónaco, en una producción  de la propia ABAO (en Asociación), podremos ver los siguientes cantantes en los papeles principales:

  • Don Carlos.                                         Giuseppe Gipali
  • Elisabeth de Valois.                             Mª José Siri
  • Rodrigue, Marquis de Posa.               Juan Jesús Rodriguez
  • La Princesse de Eboli.                        Daniella Barcellona
  • Philippe II, Roi d’Espagne.                  Orlin Anastassov
  • Le Grand Inquisiteur.                           Mika Kares

Lo primero que hay que decir es que es una buena oportunidad de ver la Versión Original Francesa, y en francés, que se representa poco. Además es una Producción importante de la ABAO (en Asociación) que ya se utilizó con anterioridad, en 2010, aunque en la versión italiana de Achille de Lauzières y Angelo Zanardini. La producción escénica es monumental, como corresponde a esta ópera, que fue calificada de Grand Opéra, y con abundante presencia de masas en la escena, especialmente en el Auto de Fé de Valladolid.

En el año 1867 se celebraba en París una Gran Exposición y el Teatro de la Ópera de París decide hacerle un encargo a Verdi, que desde 1862, con el estreno de La Forza del destino en San Petersburgo, hacia muchos viajes al extranjero y no se encontraba nada a gusto con los teatros nacionales italianos, y no digamos con la Censura. Lèon Escudier, el editor francés de Verdi, le propone el drama o poema dramático de Schiller, Don Carlos, a través del libreto de Méry, que muere durante su escritura, y que es terminado por Du Locle. Previamente habían probado con El Rey Lear, pero fue desestimada por «falta de espectacularidad».

El libreto de Méry-Du Locle presentaba importantes diferencias, o invenciones, respecto al drama de Schiller, particularmente todo el acto de Fontainebleau y el Auto de Fé de Valladolid, y Verdi aprecia, enseguida, que se aparta de la realidad histórica de forma importante, pero el propio Verdi escribe:

Posa è un essere immaginario, che non avrebbe mai potuto esistere sotto il regno di Filippo……In fine, in questo dramma nulla vi è di storico, ma vi è la verità e profondità shakespeariana dei caratteri

Es decir, Verdi ve que está ante una falsificación histórica, pero también ve que tiene una historia dramática potente, y está dispuesto a sacarle todo el partido. Como confirmación de ello, el propio Verdi termina su carta a Ricordi diciendo:

Copiare il Vero può essere una buona cosa, ma Inventare il Vero è meglio, molto meglio

En definitiva, Verdi reconoce la superioridad de Inventar la Verdad, sobre solamente copiarla. Así comienza la elaboración de esta ópera que, para Verdi, significa uno de los aspectos dramatúrgicos y humanos que más le interesan: el conflicto entre el deber público y las pasiones humanas de una persona, y el sacrificio del interés personal en nombre del Honor. A este tema, recurrente en gran parte de su obra, se une otro de sus preferidos: las relaciones padre-hijo.

Lo dicho es una prueba más de que nuestro admirado Verdi era, además de un músico excelente, un hombre de teatro y un intelectual. Su interés por Shakespeare, por Schiller, por Victor Hugo o por el Duque de Rivas, por citar sólo algunos de los autores que le inspiraron, es una demostración palpable, y los grandes temas de sus óperas no son muy distintos de los que interesaron a grandes dramaturgos y cineastas, incluso de la actualidad.

En realidad, Don Carlos es un personaje-excusa para profundizar en relaciones bilaterales mucho más interesantes: Felipe con Isabel, Isabel con Carlos, Carlos con Rodrigo, Rodrigo con Felipe, Felipe con el Gran Inquisidor. Y el drama que nace de todas esas relaciones afecta a los demás en una especie de Drama coral, al estilo de las películas corales que tanto gustan a algunos cineastas actuales.

En medio de todo esto, con una música memorable, aparecen temas como la amistad o el ansia de libertad, que se resumen en el duo de Don Carlos y Rodrigo en el Monasterio de Yuste y ante el túmulo de Carlos V, que es uno de los momentos más conocidos de esta ópera y que podéis encontrar en el siguiente enlace, con uno de los tenores preferidos de la actualidad, Jonas Kaufmann, en la versión de Salzburgo en 2013. Por cierto, Don Rodrigo, Marqués de Ponsa es Thomas Hampson.

Dio, che nell’alma infondere

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