Das Liebesverbot, oder die Novize von Palermo
Dedicamos el Tercer Tema de este Curso a Das Liebesverbot, en castellano La prohibición de amar, la segunda ópera completa de Richard Wagner y la primera que consiguió estrenar, habiéndola terminado a comienzos de 1836 y estrenado en Magdeburg el 29 de marzo de ese año, cuando aún no contaba 23 años de edad. Sólo tuvo dos representaciones en vida de su autor, la segunda con solamente tres espectadores. Además esa 2ª representación tuvo que cancelarse por causa de una pelea, entre bastidores, entre el marido de la prima donna, Karoline Pollert, y el tenor, Ignaz Freimüller, que, al parecer flirteaba en exceso con Frau Pollert.
Síntesis de la Clase
En uno de los ENLACES de este Post se puede encontrar el PDF de la Presentación utilizada en la Clase, que está estructurada en diversos apartados que van cubriendo el índice típico que nos hemos propuesto en este Curso: 1º un capítulo de la vida de Wagner, 2º el contexto histórico, artístico y literario, 3º algunas notas biográficas de los Directores wagnerianos más importantes, 4º referencias a los más afamados cantantes del Repertorio wagneriano, tanto antiguos como modernos y 5º la ópera propiamente dicha en la que centramos la Clase.
En esta ocasión, la época estudiada de la vida de Wagner es el período comprendido entre el año 1832 y el 1836, que coincide con el tiempo comprendido entre la llegada a Leipzig de Heinrich Laube, un escritor y periodista que será amigo de Wagner, y su familia, y un exponente de Das Junge Deutschland, un movimiento literario y político formado por un grupo de jóvenes que pretendían la auto-regeneración de la Alemania humillada por las guerras napoleónicas, barriendo a la vieja guardia y deshaciéndose de los antiguos dioses, algo así como lo que pretenderían sesenta años más tarde Joaquín Costa y los Regeneracionistas españoles de la Generación del 98, con sus «siete llaves al sepulcro del Cid» (aunque la cita más exacta sea «En 1898, España había fracasado como Estado guerrero y yo le echaba doble llave al sepulcro del Cid para que no volviese a cabalgar«), y el estreno fallido en Magdeburg de Das Liebesverbot.
En el apartado 2º, dedicado al Contexto histórico, artístico y literario de Alemania, nos extendemos más en el tiempo, ya que estudiamos el Romanticismo, al que calificamos como una odisea del espíritu alemán. Esa calificación, tan apropiada, no es nuestra sino de Rüdiger Safranski, cuyo libro hemos seguido, y recomendamos a nuestros seguidores. En ese apartado hablamos de los Pre-románticos, como Herder, Schiller, Goethe, el filósofo Fichte y el Círculo de Jena, y de los Romántcos propiamente dichos, los del Primer Romanticismo o Frühromantik, de los que citamos a Novalis, Tieck (que había sido amigo de Adolf Wagner, el tío de nuestro Richard) y Hölderlin, para luego introducir los conceptos de Orden religioso, Mitología y Nacionalismo, que continuaremos analizando en temas posteriores, para terminar hablando del Romanticismo Radical de Eichendorff y E.T.A. Hoffmann.

Respecto a la Galería de Directores wagnerianos, continuamos con Richard Strauss, considerado por la crítica y los musicólogos como el gran sucesor musical de Wagner, no sin despertar los lógicos «celos» de Siegfried Wagner, su hijo y sucesor biológico, del que hablaremos en el próximo Tema. De pasada mencionamos a Hermann Levi, el primer director de Parsifal en 1882, y a Felix Mottl, un hombre de la casa, ayudante del propio Richard Wagner, miembro de lo que se llamó la «Cancillería de los Nibelungos» y que estrenó, sucesivamente, en el Bayreuther Festspiele todas las demás óperas de Wagner, desde Der Holländer en adelante, que, junto a Der Ring des Nibelungen y Parsifal, han constituido el Canon de Bayreuth.
En cuanto a los Cantantes wagnerianos, el Apartado 4º, lo dedicamos a las Sopranos dramáticas heroicas, o Heldensoprano, de las que analizamos dos históricas entre las más afamadas: Kirten Flagstad y Birgit Nilsson. Las Heldensoprano fueron una de las innovaciones vocales de Wagner, especialmente en los papeles de Isolde y Brünnhilde.
La ópera Das Lieberverbot, oder die Novize von Palermo (La prohibición de amar, o La novicia de Palermo)

Das Liebesverbot es una obra de juventud, incluso aún más inmadura que sus antecesoras, Die Feen o la Sinfonia en Do mayor. Corresponde a un período de exaltación sensual y sexual de Richard Wagner, por entonces de poco más de 20 años, derivado de las ideas que le aportó Heinrich Laube, siete años mayor que él y autor, en aquel entonces, de una novela, La joven Europa, en la que todo era nuevo y joven, exaltando el amor libre y declarando muertas las antiguas costumbres. La divisa de Laube, y sus amigos de la Joven Alemania, era «la alegría de vivir» y junto a Richard leyeron una novela de Wilhelm Heinse, Ardinghello y las Islas Afortunadas, cuyo lado erótico hizo mella en Wagner, hasta el punto que Ardinghello anticipa el mundo de Venus, en Tannhäuser, o el segundo acto de Tristan.
Para colmo, en 1834, a la vuelta de Wagner a Leipzig, después de la estancia en Wurtzburg, donde había compuesto Die Feen, se encuentra de nuevo con Laube y, sobre todo, asiste a una nueva actuación de Wilhelmine Schröder-Devrient, en el papel trasvestido de Romeo en la ópera de Bellini, I Capuleti e i Montecchi. Como dice el propio Wagner en Mein Leben:
«Dejé el misticismo abstracto y aprendí a amar la materia. Belleza del asunto, gracia y espíritu fueron para mi cosas magníficas: encontraba lo que interesaba a mi música entre los italianos y los franceses.»
Mein Leben, Richard Wagner
A mediados de junio de 1835, en su último viaje de juventud al balneario de Teplitz, junto a su acaudalado amigo Theodor Apel, Wagner pergeñó el esquema de lo que sería Das Liebesverbot. Se trata de una adaptación libre de la comedia de William Shakespeare Measure for Measure, a la que dio un giro hacia lo festivo y erótico y, a diferencia de Shakespeare, en quien es la Justicia la que triunfa, en Wagner es la sensualidad libre de los sicilianos frente a la hipocresía puritana, representada por el personaje de Friedric, el Gobernador alemán de Sicilia.

Das Liebesverbot tiene muy pocas cosas en común con toda la obra de Wagner que vendrá después, al extremo de que Wagner, pasados unos pocos años, no quiso hablar nunca más de ella, y la consideró un paso atrás. A pesar de ello, sí presenta dos de los temas recurrentes en su carrera:
- El enfrentamiento entre una visión del amor puro, restringido sexualmente, frente a una versión francamente erótica, tema que aparecerá en el resto de su obra, siendo especialmente desarrollado en Tannhäuser, Die Walküre y en Tristan und Isolde.
- La redención por la mujer pura, que es también otra de las temáticas que recorre toda la obra de Wagner. Resulta muy fácil hacer un paralelismo entre la Isabella de Das Liebesverbot y la Elisabeth de Tannhäuser.
Con esta ópera, Richard Wagner realizó su mayor intento de elaborar una obra equiparable a las de sus contemporáneos Auber, Hérold, Rossini o Bellini. Señala José Luis Téllez, en su análisis de esta ópera para la producción del Teatro Real en 2016, la influencia rossiniana, que él considera la más importante, por encima de la de Bellini o Auber. Estructuralmente, esta influencia de Rossini se sustancia en la menor importancia relativa de las arias frente a los dúos y, sobre todo, a los conjuntos o ensembles, que ocupan casi la mitad de la obra.
Aunque no existe en esta ópera la estructura sinfónica, que existirá en las obras posteriores, ni tampoco hay leimotiv reminiscentes, con la excepción del tema de la Prohibición, que aparece desde la Obertura, sin embargo podemos considerar que la gran cantidad de dúos y ensambles constituyen un elemento de modernidad que dará lugar, más adelante, a las óperas transcompuestas, en las que las unidades clásicas, es decir las arias, duos, ensambles, quedan estructurados en un conjunto sin solución de continuidad.
Información adicional
A continuación se incluyen algunas informaciones y comentarios adicionales a lo explicado en la Clase correspondiente al Tema 3.
Minna Planner, la pasión juvenil de Richard Wagner y la esposa durante treinta años
A su regreso a Leipzig en 1834, después del año que pasa en Wurtzburg, Richard Wagner se encuentra con una oferta de trabajo como director musical de la compañía de Heinrich Bethman, que en los veranos actuaba en el balneario de Lauchstäd y en los inviernos en Magdeburgo. La primera respuesta del joven Wagner fue negativa, tras visitar el teatro, muy venido a menos, pero se encuentra en Lauchstad con una encantadora muchacha, cuatro años mayor que él, morena y de ojos azules, madre soltera (a los quince años), con una hija, Natalie, que pasaba por su hermana pequeña. Se trataba de Minna Planer, y era la prima dama joven de la humilde compañía.
El resultado es que Richard Wagner aceptó la oferta y quedó contratado por Bethman. Comenzó dirigiendo un Don Giovanni de Mozart en el balneario y luego pasará la temporada 1835-36 en Magdeburg, donde compuso y estrenó Das Liebesverbot. Durante ese tiempo siguió la relación con Minna Planner, a la que se declararía, en la forma más burguesa posible, que él decía abominar, y se casarían en la iglesia de Traghein, en las cercanías de Könisberg, el 24 de noviembre de 1836. Ella tenía 27 años y una hija de 12, y él 23 y estaba sin trabajo. Comenzó así una relación matrimonial de casi 30 años, llena de disgustos, infidelidades y peleas.
Pero, ¿quién era Minna Planner y cómo era?

En los primeros tiempos en Bad Lauchstädt Wagner se divertía, contaba chistes y se había hecho el dueño del «cotarro femenino», excepto la primera dama, Minna Planner, que se mostraba distante y algo fría, lo que a Wagner le motivaba todavía más. Como dice Gregor-Dellin, en aquel tiempo «Wagner se dedicó a empinar el codo, a jugar a las cartas y a amar.» Siguiendo el relato de Gregor-Dellin podemos decir que:
«Minna Planner era casi cuatro años mayor que Wagner. Esta actriz reunía recato y coquetería en el tipo de una rompecorazones. Seducía y encantaba con grandes ojos interrogadores, con un pequeño hociquito que más tarde se contraería amargamente, con una nariz de perfil clásico y rizosos cabellos castaños en torno a una frente banal. … Con su respetable apariencia, Minna intentaba olvidar, y hacer que los demás también la olvidaran, una desdichada juventud. … En su niñez había experimentado auténtica necesidad física. Con quince años había sido seducida por Ernst Rudolf von Einsiedel, capitán de la Guardia Real de Sajonia, quien jamás volvió a preocuparse de ella. Su madre ocultó la preñez de su hija, envió a la desdichada al campo, entre parientes, y después reconoció como suya a Natalie, fruto de aquella relación. Así Natalie, o Netty, fue toda su vida la hermana de Minna. … Las «fraternales relaciones», a las que obviamente Natalie se asió como a un clavo ardiendo, provocaron después muy fastidiosas situaciones en la vida en común con Wagner; la inculta y después casi menesterosa Natalie colgó del cuello de Wagner como una piedra de molino»
Richard Wagner. Martin Gregor-Dellin
La realidad es que ya en Bad Lauchstädt Minna cedió a los apremios del fogoso maestro de capilla. Se trataba de una relación sensual y sexual, tal como las que proponía Heinrich Laube. La situación continuó en Magdeburg, a donde la compañía se trasladaba en el otoño, aunque Minna era pretendida por caballeros de mayor posición. Antes de Navidad Wagner enfermó, de nuevo, de erisipela. Minna lo cuidó e, incluso, lo besó en la boca, a pesar de la erupción. Poco a poco, se consolidaba la relación, entre infidelidades de ambos, incluso ella estaba con un tal señor Von Osterdett, que la dejaría más tarde.
La marcha de Minna, ante la decadencia de la compañía de Magdeburg, consiguiendo un contrato en el teatro Königstadt de Berlín, tuvo efectos inesperados en la relación. La consecuencia fue que Wagner, enardecido, le escribió desesparadas y apasionadas cartas de amor, jurándole que se casaría con ella y rogándole que volviese con él. Y así fue, a pesar de la oposición de la madre y las hermanas de Wagner, que le desaconsejaban el matrimonio.
Ciertamente, Richard Wagner y Minna Planner eran dos personas demasiado diferentes. Sus objetivos en la vida y sus puntos de vista chocaban continuamente. Ella era una pequeña burguesa que deseaba estabilidad, un matrimonio tradicional, un marido famoso y que ganase dinero, que la cuidase y se preocupase de ella. Wagner tenía una visión de sí mismo y del arte muy diferente del de Minna, considerándose portador de una misión transformadora que estaba por encima de todo. En definitiva, que desde el momento en que se casaron el conflicto estaba asegurado.