Home

 

ANDREA CHÉNIER, de Umberto Giordano

Dedicamos el sexto Tema de este Curso a la ópera Andrea Chénier de Umberto Giordano, que fue la cuarta que compuso este autor y su gran éxito, tanto de público como de crítica, quedando asentado, gracias a ella, como uno de los grandes compositores italianos hasta su muerte, en 1948.

Umberto Menotti Maria nació en 1867 en Foggia, Apulia, una región del Sur de Italia, a pocos kilómetros de Cerignola, donde Mascagni escribió Cavalleria Rusticana. Era hijo de un farmacéutico, con farmacia propia, y nació después de la Reunificación italiana, imponiéndosele el nombre de Umberto, en recuerdo del rey, Menotti, en recuerdo de Garibaldi (Giuseppe Menotti Garibaldi), mientras que su tercer nombre era el de la Virgen de los Siete Velos, patrona de Foggia. Así de patrióticos eran los «nuevos» italianos.

El padre quería que su hijo fuese médico o abogado, pero Umberto sentía una gran afición por la música. Consiguió, gracias a la intervención de un vecino, amigo de la familia, que le dejasen estudiar música y con 14 años fue a Nápoles, donde estudiaría en el Conservatorio de San Pietro a Maiella, el de Zingarelli y Bellini, y en aquellos tiempos con profesores y alumnos tan eminentes como Alessandro Longo y Giuseppe Martucci. Previamente, había recibido clases particulares de Paolo Serrao, que enseguida se dio cuenta de las facultades del muchacho y de lo aplicado y trabajador que era.

Sin haber aún terminando los estudios musicales, en al año 1887, con apenas 20 años, Umberto decidió presentarse al segundo Concurso de Sonzogno de óperas de un acto, para autores noveles, con su ópera Marina. Ese concurso es el que ganó Mascagni y Marina quedó la 6ª, por lo que no fue representada, pero le condujo a componer la segunda.

En efecto, Sonzogno supo del jovencísimo Giordano, y lo llamó para encargarle una ópera, que sería Mala vita, una obra profundamente verista, un cuento sórdido que se desarrolla en uno de los peores barrios de Nápoles y con un tema bastante escabroso (un hombre, Vito, que promete a la Virgen que redimirá a una prostituta, casándose con ella, si es que la Virgen le concede sanar de la tisis que padece. Después de sanar no cumplirá su voto y Cristina, la joven prostituta, tendrá que volver al burdel del que provenía).

Mala vita es una obra mucho más dura que Cavalleria o Pagliacci, presentando un mundo amoral y sin catarsis o redención. La ópera se estrenó en Roma, en el Teatro Argentina, en febrero de 1892, con Stagno y Bellincioni, y tuvo un gran éxito, que, sin embargo, se convirtió en una gran pitada cuando la estrenó en el San Carlo napolitano, en el mes de abril, porque los ciudadanos napolitanos se consideraban ofendidos por la degradación moral que mostraba una ópera ambientada en Nápoles.

Las críticas de los napolitanos no impresionaron demasiado a Giordano, que creía en su obra, ni, tampoco, a Sonzogno, que lo consideró un miembro de su escudería de compositores, llevándolo a Viena en septiembre, donde Mala vita volvió a triunfar, así como en Milán, en enero de 1893.

Animado por el resultado de Mala vita, Sonzogno deseaba repetirlo por lo que puso a disposición de Giordano el equipo que había escrito Cavalleria Rusticana, es decir Targioni-Tozzetti y Menasci, y le hicieron un libretto para una obra de corte mucho más romántico, basada en el libretto de Cammarano que Donizetti había usado para Maria de Rohan. El resultado fue malo y la obra fue retirada después de sólo 2 representaciones.

Así comenzó un período de angustias y dificultades que, afortunadamente, acabó bien, gracias al éxito de Andrea Chénier, pero que pudo haber acabado con la carrera del joven Giordano (27 años), dadas las enormes dificultades que se le presentaron:

  1. Sonzogno había dejado de confiar en él. Le cortó las 300 liras mensuales que le pagaba, como anticipo, y le dio una última oportunidad, para la temporada 1896-97, pero tenía que acertar .
  2. No tenía libretto y no parecía fácil conseguirlo. La suerte hizo que se encontrase con Franchetti y con Luigi Illica, que habían ido a Nápoles para el estreno de su ópera Fior d’Alpe, y que Franchetti le cediese un libretto que Illica había hecho para él, previo pago de 200 liras de gastos incurridos.
  3. Illica tardó un par de meses en convencer a Sonzogno y el 26 de julio de 1895 le comunicó a Giordano que podía comenzar. Giordano se trasladó a Milán y se instaló muy cerca de la casa de Illica, pero lo único que consiguió, dada su situación de estrecheces económicas, fue una habitación dentro de un almacén de estatuas funerarias, situado al lado del cementerio.
  4. Compuso arduamente y consiguió acabar la ópera a finales de enero de 1896, una semana antes del estreno de La bohème de Puccini. Cuando se la entregó a Sonzogno, éste se la pasó a su asesor musical. Amintore Galli, que la consideró «irrepresentable». Sonzogno decidió, entonces, que no se estrenase, a pesar de que estaba anunciado su estreno en La Scala para marzo.
  5. Desesperado, Giordano se encontró, por casualidad, con su compañero Mascagni, que había ido a Milán para la inauguración del primer tranvía eléctrico de la ciudad. Giordano lo abordó y trató de convencerle de que le ayudase con Sonzogno. La conversación se alargó y Mascagni no pudo subir al flamante tranvía, que a unas manzanas de allí tuvo un problema de frenos, descarriló y volcó, habiendo muertos y heridos.
  6. Mascagni consiguió convencer a Sonzogno y la ópera se estrenó el 28 de marzo de 1896. Pero había estado a punto de no poder hacerlo, porque fallaron hasta dos tenores titulares. Finalmente la estrenó un joven tenor de 25 años. Borgatti, que resultó buenísimo y que hizo una pareja estupenda con otra joven soprano, Avelina Carrera, una «tiple» barcelonesa.

Bien está lo que bien acaba, y Giordano, que ya se había hecho la idea de presentarse a una plaza de director de una banda de música o a maestro de esgrima, que era su deporte favorito, pasaría a la posteridad por este éxito, que refrendaría con su siguiente ópera, Fedora.

Umberto Giordano y Pietro Mascagni hacia 1895

Cuando la fortuna sonríe, todo parece venir de cara. Ese mismo año, Umberto Giordano se casó con Olga Spatz, la rica heredera del Signore Spatz, el dueño del Gran Hotel, aquel situado junto al Teatro alla Scala en el que el Maestro Verdi pasó sus últimos años de vida y en el que murió.

Síntesis de la Clase

En uno de los ENLACES de este Post se puede encontrar el PDF de la Presentación utilizada en la Clase on line, que, como siempre, está estructurada en diversos apartados que van cubriendo los distintos aspectos de la ópera en cuestión, como son los relativos al autor de la música y al del libreto, los personajes principales, sinopsis argumental, momentos musicales destacables, grandes intérpretes y valoración de la obra.

En este Tema hemos dedicado el Apartado 2º, al poeta francés André Chénier (1762-1794), cuyos últimos años y su muerte en la guillotina, recoge Luigi Illica en su libretto. Por supuesto, se trata de una versión libre en la que Illica, sobre unos hechos históricos, incorpora una trama romántica con el consabido triángulo, incluyendo para ello un tercer personaje, Carlo Gérard, que es totalmente ficticio.

El poeta André Chénier

La verdad histórica sobre el poeta Chénier la podemos resumir en estos puntos principales:

  • André Chenier nació en Constantinopla, como se dice en el libretto de la ópera, y era hijo de una familia burguesa, siendo su padre un comerciante de tejidos procedente del Languedoc que en 1762, año del nacimiento de André, hacía las funciones de Cónsul de Francia en dicha ciudad.
  • La familia pertenecía a la burguesía acomodada, precisamente la que impulsará la Revolución. Estudió en Paris, en Le Collège de Navarre, que era una institución bastante elitista y abierta a las ideas de Condorcet y los enciclopedistas.
  • Desde jovencito tuvo interés por la literatura del clasicismo. Su madre, Élisabeth Sant-Lomaca, supuestamente de origen griego, según ella, le inculcó el amor por la Grecia clásica y el Helenismo, y en su primera juventud escribirá Elegías y Bucólicas, a imitación de los modelos antiguos de poesía.
  • Fue cadete de una escuela militar en Estrasburgo, en 1782 (con 20 años), pero lo dejó enseguida, porque esa no era su vocación. Él decía que quería ser «L’Homère des modernes«.
  • A partir de febrero de 1787, cuando tenía 24 años, comienza a escribir poemas filosóficos y satíricos, con fuerte componente ideológico y político, propio de la época pre-revolucionaria. En diciembre de 1787 entra al servicio del Marquis de la Luzerne, embajador de Francia en Inglaterra, y se desplaza a Londres como su secretario privado. Allí permanecerá hasta 1790.
  • De ideas revolucionarias moderadas, partidario de una Monarquía Constitucional, y hermano mayor de Marie-Joseph Chénier, elegido Diputado de la Convención, comienza, en 1789 a escribir en Le Journal de la Société, y desde 1791 colaborará en Le Journal de Paris, a la sazón órgano del Partido Constitucional. En ese periódico realiza fuertes críticas al Terror, y varios artículos contra Jacques Pierre Brissot, lider de los Girondinos, así como otros, aún mas vehementes, contra los Jacobinos, especialmente Marat y Robespierre.
  • En agosto de 1792 abandona Paris, antes de las Masacres de Septiembre, marchando a Rouen y a L’Havre, desde donde podría haber embarcado, pero no quiso emigrar y volvió a París, para tratar de evitar la ejecución de Louis XVI.
  • Después de la ejecución de Louis XVI (enero de 1793) André se marcha a las afueras de Versalles, donde vive oculto, con algunas visitas a Louveciennes, donde estaban las propiedades de sus amigos Lecoulteux, en una época en la que estaba enamorado de Françoise Lecoulteux, Fanny, para la que compondrá sus Odes à Fanny.
  • Hasta entonces, había tenido una vida amorosa bastante nutrida: una cantante de ópera (Lycoris), cuando sólo tenía 20 años, Michelle Guesnon de Bonneuil (Camille), la pintora inglesa Maria Cosway, casada, y Fanny de la que ya hemos hablado.
  • Fue detenido en Passy, el 7 de marzo de 1794, cuando estaba de visita en casa de Adélaïde Piscatory, marquesa de Pastoret, a la que había acudido con Émilie-Lucrèce d’Estat, amante y luego esposa de José Ocariz, anterior embajador de España en Francia, (hasta la declaración de guerra), y que había participado en un intento de salvar al Rey de la guillotina, en el que debió intervenir también Chénier. El hermano y la hermana de Mlle. d’Estat habían sido guillotinados y a Émilie-Lucrèce se le buscaba. André Chénier, valientemente, se interpuso y consiguió que Mlle. d’Estat pudiese huir.
  • Después de una estancia en la carcel de Saint-Lazare, saldría el 7 de thermidor (25 de julio) de 1794 para ser guillotinado, junto a los poetas Jean-Antoine Roucher y Frederic de Trenck, solo dos días antes del arresto de Robespierre (para acabar guillotinado también).
  • Fue acusado de ser ayudante de Dumouriez y la víspera de su ejecución escribió un poema, L’ode de La Jeune Captive, que evoca la figura de su musa Aimée de Coigny.
  • En el proceso, el Fiscal Fouquier-Tinville le dirigió la frase siguiente: «La République n’a pas besoin de poète«.

Como vemos, la ópera es bastante fiel a los datos históricos y a los personajes que realmente existieron: la amada Coigny, la poesía en la celda antes de la ejecución, el amigo Roucher, el fiscal Fouquier-Tinville, la acusación de haber sido soldado y la de colaborar con Dumouriez, etc. Sin embargo, como ya hemos dichoal principio, no hay ningún rastro de Carlo Gérard.

Información adicional

A continuación se incluyen algunas informaciones y comentarios adicionales a lo explicado en la Clase correspondiente al Tema 6.

La ópera de la burguesía: Cuando Puccini y Giordano dieron la espalda al Verismo (propiamente dicho)

Con Manon Lescaut, en el caso de Puccini, y con Andrea Chénier, en el de Giordano, ambos autores se despiden del Verismo propiamente dicho, el de los ambientes sórdidos, pobres y primitivos del Sur de Italia (las óperas plebeyas, que llama Alan Mallach). A partir de aquí ambos autores se mantendrán en una linea realista pero ya sin ningún interés por los temas que habían resultado tanto a principios de los 90’s.

Bien es cierto que Cavallería Rusticana y Pagliacci se seguirán representando, quedándose en el Repertorio para siempre, pero Puccini y Giordano apostarán por los gustos de la Burguesía del Norte de Italia y, en general de Europa, y así será la ópera de los próximos diez años.

Decíamos en el primer y segundo Post de esta serie, dedicada al Otoño de la Ópera Italiana, que el Verismo se convirtió en una moda imparable y que se hicieron 49 óperas veristas entre 1890 y 1899, de las que 10 se estrenaron en el año 1892, entre ellas Pagliacci, de Leoncavallo y Mala vita, de Giordano.

Lo cierto es que el limitado vocabulario musical y dramático, que caracterizó la exploración de los bajos fondos de la sociedad, por parte de la ópera, estaba condenado a ser marginal rápidamente en la ópera italiana.

En 1910, Mascagni fue entrevistado por Arnaldo Fraccarolli, del Corriere della será, con motivo de su nueva ópera, Isabeau, calificada por Mascagni de «leggenda drammatica«. Fraccarolli le preguntó si su nueva obra era un retorno al Romanticismo, a lo que Mascagni respondió:

«Absolutamente; e imagínese, ¡yo comencé con el Verismo! Pero el Verismo mata la música. Es en la poesía, en el romanticismo, donde la inspiración encuentra sus alas«

Citado en Verismo, Sansone.

Podemos decir que Giordano, como antes Puccini, captaron el espíritu del momento. La breve moda de las óperas plebeyas había pasado, al acercarse el fin del siglo. Italia se enfrentaba a una crisis económica y social, y la audiencia, mayoritariamente de la alta y media burguesía, estaba menos interesada por el crudo naturalismo que por historias que le permitiesen un escape, con personajes con los que pudieran identificarse.

Las óperas de éxito de la próxima década, ya en el comienzo del siglo XX, tenderán a ser dramas domésticos de la vida burguesa o bien óperas ambientadas en lugares exóticos (Iris, Butterfly) o de temas históricos. Pero todas tendrán un denominador común: su enfoque directo en lo personal y apasionado, en el amor y la muerte, sin ningún tipo de preocupaciones políticas, sociales o espirituales. Es decir, las ÓPERAS BURGUESAS.

Finalmente, no quiero acabar este Post sin señalar algunas semejanzas y diferencias entre Giordano y Puccini, ya que los he emparejado en su rápida separación de la corriente Verista (pura) y no querría que ningún amable lector pensase que las semejanzas van mucho más allá.

Mi comparación entre Puccini y Giordano está fundamentada en las siguientes SEMEJANZAS y DIFERENCIAS principales:

  • SEMEJANZAS, además de las obvias como compositores italianos y pertenecientes a la misma Giovane Scuola:
    • Respecto al Verismo: Ambos militaron poco tiempo en el Verismo, aunque la experiencia de Giordano, con Mala Vita, fue mucho más intensa que la de Puccini con Edgar. En cambio, Puccini tuvo una experiencia maravillosa, al final de su carrera, con Il Tabarro (1917), que es una auténtica obra verista, cuando esa tendencia estaba ya casi olvidada.
    • Respecto a la Teatralidad: Buscaron la teatralidad de sus obras, que fueron precursoras del Cine Sonoro, cuando aún no se había inventado.
    • Respecto a su estilo musical: Basado en una orquestación rica y llena de texturas y melodías, sobre la que cabalga la voz, que pasa continuamente del parlato al cantabile arioso.
  • DIFERENCIAS, aparte de que Puccini era 9 años mayor que Giordano y pertenecía a una familia de gran tradición musical (5 generaciones) mientras Giordano no tenía ningún antecesor músico:
    • De caracter: Puccini era un hombre dubitativo, meticuloso, lento. Giordano estaba muy seguro de si mismo, con empuje y con prisa.
    • En la profundización de los personajes de sus óperas: Posiblemente es la diferencia mayor. Puccini construyó personajes vivos, «de carne y hueso», creíbles. Giordano se queda más en la fachada, y si lo miramos con cuidado, muchas veces no son personajes creíbles.
    • En sus carreras: Puccini, con la excepción del paso atrás de Edgar, siempre fue a más. Giordano es visto por muchos casi como un compositor de una sola ópera, porque nunca pudo superar Andrea Chénier.
    • En su ideología: Puccini era apolítico y pacifista, hasta extremos que casi ningún italiano comprendió. Giordano era un «nuevo» italiano del sur, deseoso de incorporarse a la patria. Acabó militando en las huestes de Mussolini.

En definitiva, dos compositores importantes, aunque uno, Giordano, a escala italiana, y el otro, Puccini, a escala mundial.

ENLACES:

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.