Un tirano frívolo y mujeriego
Desde un punto de vista vocal, el personaje del Duque de Mantua es uno de los más bellos de toda la producción de Verdi. La música describe muy bien su carácter: frívolo, extremadamente libertino, cínico, egoísta y, desde luego, seductor. Muy en la línea de esa economía de medios, de ese carácter escueto de esta ópera, toda la profundización del personaje se hace en sólo 3 Arias, de las que vamos a hablar en este post. Además hay una buena colección de dúos y el famoso cuarteto, en los que vemos cómo actúa el Duque y cómo es la «realidad» en comparación con la «teoria» que nos cuenta en las Arias.
Después de una Obertura, con música bastante cargada de nubarrones, comienza el Primer Cuadro, del Primer Acto, con una excelente muestra de lo que es la vida libertina, frívola y desenfadada de la Corte. El Duque canta entonces su primera Aria: Questa o quella, es decir, Esta o aquella. El Duque explica que a él le valen todas, quel es incostante y que se burla de las preocupaciones de los maridos celosos. Veremos algunos ejemplo de interpretación de este Aria en la Entrega 7ª, en una LR que recoge diversos momentos de la ópera.
Vamos a tratar con mucho más detalle las otras dos Arias que canta el Duque, y que nos desvelan los rasgos de su personalidad. Seguimos a Arturo Reverter, y su libro Las 50 mejores arias de Verdi.
Ella me fu rappita ….. Parmi veder le lagrime
Esta es un Aria difícil y donde se reconoce a un buen intérprete. Requiere un canto legato (canto ligado) y un muy buen dominio de la respiración. Se compone, realmente, de tres partes, si bien la tercera, Posente amor mi chiama, está separada del Aria propiamente dicha por una Scena, en la que los cortesanos le cuentan al Duque la «hazaña» que han realizado en la noche anterior, raptando a la supuesta amante de Rigoletto y trayéndosela a él. El Duque se siente llamado por el «deber amatorio» y sale corriendo hacia el aposento donde tienen retenida a Gilda.
Vamos a centrarnos en el Recitativo, Ella me fu rappita, y en el Aria, Parmi veder le lagrime. Pongámonos primero en situación recordando los acontecimientos que cierran el primer Acto:
- Después de varios dúos bellísimos, en los que el Duque ha ejercido su oficio de seductor, con bonitas palabras que han encandilado a la inexperta Gilda, se oyen ruidos en la calle que hacen que el Duque se despida a toda prisa, con el bello dúo Addio, addio, speranza ed anima. Gilda se queda, víctima de una especie de ensoñación, pensando en su querido Gualtier Maldé, el Caro nome, el querido nombre de su galán.
- Los cortesanos aparecen por la casa y raptan a Gilda, con participación del incauto Rigoletto, al que vendan los ojos y le hacen creer que están raptando a la Condesa de Ceprano.
- El Duque vuelve a la casa, dispuesto a consumar su amor, y se encuentra que Ella me fu rappita, es decir que se la han robado.
- La escena de este aria ocurre a la mañana siguiente, el Duque no sabe que Gilda está en el Palacio.
- Rigoletto está viniendo hacia el Palacio a buscar a su hija. Se teme que esté allí y que haya caído en las fauces del Duque.
Comienza así el Recitativo, con un Duque sorprendido y enfurecido. Y que, por primera vez en su vida, ¡se ha enamorado! La letra y la música van a describir perfectamente la situación, que del enfado pasa a la tristeza por haber perdido a su cara fanciulla amata, es decir su querida niña amada. El comienzo del Recitativo está marcado por Verdi como Allegro agitato assai, luego pasará sucesivamente por Adagio, Andante y Adagio, según va pasando del enfurecimiento a la tristeza. La tonalidad es Sol bemol mayor, tonalidad cálida y amorosa, el compás es un balanceante 3/4 y una partitura rica en tresillos. En la sección que comienza Ned di potea soccorrerti es donde la técnica de respiración es decisiva, teniendo que recurrir el tenor a lo que se llama fiati rubati, los alientos o aires robados.
En el enlace a la LR de YouTube que se encuentra al final de este post pueden verse las interpretaciones de una serie de tenores que podemos considerar los referentes, en distintas épocas, en la interpretación de este Aria. Se puede observar que de algunos de ellos hemos incluido más de una versión, como es el caso de Alfredo Kraus o Luciano Pavarotti. Queremos así hacer notar la evolución de técnica y voz que hacen que, en la mayoría de los casos, las interpretaciones de un mismo cantante sean muy diferentes a lo largo de su vida artística.
La donna è mobile
Si hay un aria de ópera conocida por la mayoría del público, aunque sea muy poco experto, esta es La donna è mobile, al extremo de que algunos puristas consideran que es una desgracia que Verdi la incluyese en Rigoletto, porque no tiene mucho que ver con el resto de la ópera y la desvirtúa, según dicho punto de vista purista.
Sin embargo, la verdad es que esa canzonetta no es ajena a la ópera y no es fácil de cantar (bien, se entiende). Es cierto que es muy pegadiza y melodiosa, con un contagioso ritmo de 3/8 en la tonalidad de Si mayor. Pero también lo es que contribuye eficazmente a terminar de dibujar la personalidad del Duque, siempre tan seductor, siempre tan egoísta, tiránico y desenfadado. El Duque, en el extremo del cinismo, proyecta su frivolidad en sus «víctimas», calificando al sexo femenino de ligero y voluble. Por otra parte, en la obra de Victor Hugo el Rey canta también una canción, y de hecho era cantada en las representaciones teatrales.
Pero es que esa canzonetta, un Allegretto marcato, que ha de ser cantando, según las anotaciones de Verdi, con brio, leggero e legato, desembocando en una fermata anotada con forza, obliga al tenor a mantener un continuo contraste entre forte y piano. Aparte de seguir fielmente las indicaciones del compositor, el intérprete debe pronunciar las palabras con claridad y elegancia. No es nada de fácil hacerlo bien.
En la LR de YouTube, incluida, hay nuevamente interpretaciones de muy diferentes tenores, clásico y contemporáneos. Todos lo hacen muy bien, y cada lector puede escoger las que más le gusten. De todas formas vamos a analizar a continuación cómo debe ser la voz del Duque de Mantua y quiénes han sido, a juicio de los expertos, los mejores en la historia.
La voz del Duque de Mantua
Nuestro genial Alfredo Kraus, uno de los grandes Duca de todos los tiempos decía:
Siempre he sostenido que hace falta una voz especial, particular, para cantar Rigoletto, que todos los tenores líricos han interpretado al inicio de la carrera, pero en cuanto han perdido la facilidad del agudo, esa necesaria voz clara, deben dejar el empeño
El primer Duca fue Raffaele Mírate, que debió ser un prototipo de la más fresca vocalidad de tenor. Una voz tan versátil como la de Beniamino Gigli fue muy adecuada en el primer tercio del siglo XX, época en la que también destacaba, como en todo, Enrico Caruso, a pesar de tener una voz con mucho más peso y oscuridad. Mucho más adecuada era la voz de Giacomo Lauri-Volpi, con una carga añadida de sensualidad.
Il Duca ha de ser cantado no por un tenor ligero, sino más bien un lírico, o mejor aún, alguien que esté dotado de una voz intermedia, un lírico-ligero, que es justamente lo que era Kraus. También fueron grandísimos Ducas, aunque con voces más bonitas y sensuales, tenores como el joven Giuseppe di Stefano, o Luciano Pavarotti, lleno de vida y dando la imagen de libertino que nuestro Alfredo daba menos. Jussi Björling, con su característica voz plateada y vibrante, componía un buen Duca, pero resultaba algo frío. Mención aparte merece Carlo Bergonzi, con una voz menos apropiada, con menos brillo, pero que suple con su maestría en el arte del canto.
Entre los actuales hemos seleccionado algunos en nuestras LR de YouTube. Los hay lírico-ligeros, como Juan Diego Flórez o Javier Camarena, líricos como Celso Albelo, Joseph Calleja y Piotr Beczala, y tenores spintos como Jonas Kaufmann.
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