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Tres grandes Personajes y sus grandes Intérpretes

Terminamos los Post que hemos dedicado a Un ballo in maschera con el correspondiente a sus tres personajes principales y a los que han sido sus grandes intérpretes, al menos desde que tenemos testimonios directos (por existir grabaciones).

Para ello, examinaremos las tres arias principales de estos tres personajes y nos ayudaremos de una LR de YouTube incluida en el ENLACE situado al final de este Post. Como siempre que hablamos de grandes intérpretes, y más tratándose de Verdi, nos guiamos por la docta opinión de Arturo Reverter, tomada de su libro «Las mejores 50 Arias de Verdi» de Alianza Editorial, que por cierto, recomendamos, como fuente de conocimiento sobre esta materia.

AMELIA: Recitativo y Aria «Ecco l’orrido campo ove s’accopia ……… Ma dall’arido stelo divulsa»

Esta es la gran aria de Amelia al comienzo del 2º Acto. Es noche cerrada, a punto de dar las doce campanadas. Amelia ha ido a buscar las hierbas que le ha recomendado Ulrica, la adivina, en el campo de las ejecuciones, un lugar terrible, al pie de una colina, lleno de cadalsos, para apartarse de ese amor «culpable» que siente hacia el gobernador Riccardo, amigo y jefe de su marido.

Después de un preludio turbulento y eficaz, con ciertos aires «wagnerianos», comienza el Recitativo en el que Amelia expresa su miedo, (porque está aterrada), y, al mismo tiempo, su determinación, (¡aunque le cueste la vida!).

Comienza el Aria propiamente dicha, dividida en 2 secciones, una primera, más lenta, Andante, y otra segunda, más rápida, Allegro. Empieza con un sólo de corno inglés, que será el instrumento obligatto de este aria. Después de la exposición del corno entra la voz de la soprano, con el motivo que llamaremos A, en Fa menor.

A continuación, cuando canta «che ti resta, perduto l’amor«, se desarrolla el motivo B, el más rápido y agitado, que llega a un La bemol agudo, anotado por Verdi «con dolore«. En definitiva, Amelia se pregunta qué le quedará cuando haya conseguido olvidar a Riccardo, gracias a esas hierbas.

Después de una nueva exposición de los motivos A y B, al final retorna la calma, el oboe y el corno inglés tocan en solo el motivo B, pasamos a Fa mayor y la soprano acomete un Do5 en forte, mientras dice: «Miserere d’un povero cor!«

Este Recitativo y Aria, al que seguirá el dúo apasionado, «Teco io sto», es una imagen completa del espíritu atormentado de Amelia, enamorada indebidamente y dispuesta al sacrificio para extirpar de su corazón ese amor no sólo no consumado sino ni tan siquiera declarado hasta ese momento.

El canto no es demasiado rico en agilidades, pero si muy exigente vocalmente. Lo ideal es que sea realizado por una Soprano Lírico-Spinto, pero emparentada con las Dramáticas de Agilidad. Pero, como ya anticipábamos en el Post IV, parece mejor que sea Lírico-Spinto que puramente Dramática. En cualquier caso, se requiere un centro de voz potente y capacidad para los graves, porque la mayoría de la música se situa en la zona del Do3 y alrededores, pero también se necesita un efusivo lirismo.

Sopranos de ese estilo han sido las que hemos incluido en la LR del ENLACE: Maria Caniglia, Zinka Milanov, Maria Callas, Anita Cerquetti, Leontyne Price, Margaret Price. Y también las actuales Violeta Urmana (incluida en la LR del Post IV), que en realidad es una Soprano Falcon, de las pocas que existen en esa clasificación, Anna Pirozzi, Abigaille de referencia, y Anja Harteros, la soprano alemana de moda en la actualidad.

RENATO: Aria «Eri tu che macchiavi quell’anima»

Continuamos con las grandes arias, en el orden en que van apareciendo en la ópera. Es el turno de la gran aria de Renato, al comienzo del 3er. Acto. Estamos en la mañana siguiente a la funesta noche en que Renato ha sorprendido a Amelia y Riccardo en el «orrido campo», y además ha sido puesto en ridículo delante de los Conspiradores. Amelia acepta, como algo «natural», que Renato la mate, aunque ella no es culpable y no ha deshonrado a su marido. Sólo le pide «la grazia» de despedirse de su único hijo. Renato acepta y, nada más salir Amelia de la habitación, se da cuenta de que no es a ella a quien debe matar.

Comienza así una de las arias de Barítono más importantes de las escritas por Verdi, en la que Renato culpabiliza a Riccardo, cuyo retrato cuelga de las paredes de su Gabinete y cuya visión le sacará de sus casillas, para rememorar, a continuación,  los momentos felices de su matrimonio con Amelia, aun cuando al final prevalece el odio y la desolación: el matrimonio está roto.

El Aria comienza en Re menor y con un Andante sostenuto, con una poderosa introducción orquestal, de base fundamentalmente rítmica, con fagotes, trompas, trompetas y timbales, más tresillos en las cuerdas. El canto es ligado y con impetu. Es la parte en que culpabiliza a Riccardo, mientras se exaspera al mirar su retrato.

La 2ª parte del aria, «O dolcezze perdute!», viene precedida de serenos arpegios de arpa, y es el momento de los bellos recuerdos. La tonalidad pasa al tono relativo mayor, es decir Fa mayor. El canto es legatto y con lirismo. En el momento en que dice «brillava» el barítono canta un Sol agudo, mantenido a voluntad. Y en todo el pasaje predomina el sonido de la flauta.

La 3ª parte del aria, el final, corresponde a la vuelta a la cruda y amarga realidad. Después de un Fa agudo, en medio del tremolar de los arcos, se llega al cierre en pianissimo. El resultado es tremendo y queda perfectamente reflejado lo que pasa por la mente de Renato.

Cantar con esa dualidad de canto, dramático y lírico, no está, obviamente, a la altura de casi nadie, y requiere un Barítono verdiano de corte dramático, que, además tiene que evolucionar, a lo largo de la ópera, desde su aria del primer acto, «Alla vita che t’arride«, en una forma similar a lo que ocurre con el personaje de Rigoletto en la ópera de su nombre.

En el Post IV hemos incluido para esta aria a 3 excelentes barítonos: Robert Merril, Leo Nucci y un joven Dimitri Hvorostovsky (grabación de 1989). Añadimos ahora, en el ENLACE, las interpretaciones de Mattia Battistini, en una grabación bastante deteriorada y muy antigua, de 1907, pero que es capaz de reflejar lo lírico de su canto, Titta Ruffo y Carlo Galeffi, con grabaciones también antiguas, 1916 y 17 respectivamente, pero mejor conservadas y con voces de algo menos lirismo, sobre todo Ruffo; Leonard Warren, en una actuación de 1950 del barítono americano que murió en escena, Ettore Bastianini, uno de los más grandes, en una grabación de 1961, y el trio de los grandes del último cuarto del siglo XX, es decir Piero Cappuccille, Renato Bruson y Leo Nucci, este último en una grabación de 1991. De ellos, sólo sigue cantando Nucci, a pesar de acercarse a los 75 años.

RICCARDO: Recitativo y Aria «Ma se m’è forza perderti»

Y esta es la gran aria de Riccardo al comienzo de la 2ª Escena del 3er. Acto. Es el momento en que, en la soledad de un despacho, el enamorado Riccardo renuncia al amor en favor del honor y la amistad, no sin dudar, hasta el último instante, si firmar o no la orden de traslado de Renato y Amelia a Inglaterra. Y acabando el aria con un presagio fúnebre, que enseguida se verá muy fundado.

Después del Recitativo, «Forse la soglia attinse«, que es el pensamiento en voz alta del Gobernador, evocando su amor imposible, entramos de lleno en el Aria, en tonalidad de Do menor, Andante, compas de 3/4. El tenor expone primero un tema A y, tras el enunciado del Tema B por maderas y violas, el tenor lo canta. Citamos aquí a Reverter:

En la frase «como se fosse la l’ultima» se produce una magistral modulación a Do mayor que refuerza la idea de presagio fúnebre. Debe ser expuesta dolcissimo.

Aria muy difícil para un papel de tenor de los más ricos, variados y ambiguos de los escritos por Verdi. Plantea grandes problemas al cantante, que tiene que pasar del lirismo más efusivo del aria del primer acto, «La rivedrà nell’estasi», al lirismo convulso del duo del segundo acto y al lirismo dramático de este aria del tercer acto. Claro que esto ya se lo había hecho Verdi al personaje de Violetta en La Traviata, seis años antes.

En el ENLACE del Post IV de esta serie ya hemos incluido, para esta aria, a Franco Corelli y a Plácido Domingo. Ahora, en este Post, incluimos a cuatro tenores históricos y espléndidos, que han hecho de este papel uno de los principales de su carrera: Enrico Caruso, Carlo Bergonzi, José Carreras y Luciano Pavarotti. Y hemos añadido al polaco Piotr Beczala, que lo está cantando actualmente y muy bien, por cierto.

La interpretación de Caruso está grabada en uno de los primitivos discos de Gramófono, pero, a pesar de sus muchas deficiencias de sonido, puede apreciarse su increible forma de cantar. De Bergonzi hemos incluido dos grabaciones, una de estudio, con la New Philharmonic Orchestra, dirigida por Nello Santi, y otra en directo, en Tokio en 1967. La de Carreras es en vivo, en Parma en 1972, por tanto un joven José Carreras de 26 años, bajo la dirección de Giuseppe Patanè. La de Pavarotti es de 1986, en directo también, en la Wiener Staatsoper y bajo la dirección de Claudio Abbado. (Hay otra grabación aún mejor, dirigida por Solti, pero de la que no hemos podido encontrar imágenes).

Por último, la de Piotr Beczala, es en vivo, en la Wiener Staatsoper, bajo la dirección de Jesús López Cobos y con una puesta en escena «clásica» (lo que es de agradecer en estos tiempos). A mi juicio, Beczala es un tenor verdiano de verdad, lo cual es ¡mucho!

ENLACE:

Un ballo … – Grandes Voces

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