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Del Compromiso de Caspe (1412) a la Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Como ya hemos dicho en el Post anterior de esta serie, la acción de Il Trovatore transcurre hacia 1412, cuando se produce el Levantamiento del Conde de Urgel, Jaime, contra el rey Fernando I de Aragón, designado por los Representantes de los Reinos en el llamado Compromiso de Caspe. El protagonista, el trovador Manrico, milita en el bando del pretendiente Jaime, Conde de Urgel, mientras que el antagonista, Don Nuño, Conde de Luna, es uno de los principales apoyos del nuevo rey en la nobleza aragonesa.

Por otra parte, el autor de la obra de teatro romántica en la que se basa el libretto de la ópera, Antonio García Gutiérrez, estrena su obra, El Trovador, el 1 de marzo de 1836, en uno de los muchos momentos convulsos del siglo XIX español,  durante la regencia de María Cristina y en mitad de la 1ª Guerra Carlista. No cabe duda de que García Gutiérrez, un joven autor de poco más de 22 años, de talante liberal, amigo de Larra y Espronceda, va a estar influido por esa situación y, particularmente, por esa guerra, (para la que se había alistado al ejército para combatir a los carlistas), y la va a reflejar en su obra, si bien atribuida a otro momento histórico.

Y es que una de las características de la literatura romántica y, particularmente, de su teatro, es la utilización de tramas históricas para explicar los hechos contemporaneos. Historia que no siempre es bien conocida, o bien utilizada, por los diferentes autores. Por ello, vamos a refrescar nuestra memoria recordando la realidad histórica sobre la que se basan los hechos referidos.

La sucesión de Martín I de Aragón: el Compromiso de Caspe

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En el año de 1409 muere Martín, el joven (1374-Cagliari, 1409), el único hijo y heredero de Martín I de Aragón (Gerona, 1356-Barcelona, 1410), que había ocupado el trono de Sicilia, una de las posesiones del reino de Aragón. El rey Martín I, el viejo (así llamado para distinguirlo de su hijo) acababa de enviudar (1406) de María de Luna, la hija de Don Lope, el primer conde de Luna, y se encontraba enfermo y sin sucesor. Se casa con Margarita de Prades, buscando desesperadamente un sucesor, y al poco tiempo se descarta esta posibilidad. Entonces Martín I piensa en proponer a las Cortes a su nieto, Fadrique de Luna, hijo ilegítimo de Martín el joven, como su sucesor, pero no lo llega a hacer, al no contar con el apoyo político suficiente.

Sin embargo, nombra a Jaime de Urgel, un pariente representante de la nobleza catalana, como Lugarteniente de Aragón y Gobernador General de la Corona, buscando contentar a sus distintos reinos. Este nombramiento cae mal en la nobleza aragonesa y aún peor las llamadas «Alteraciones de Zaragoza«, unas algaradas provocadas por el de Urgel, que desplazó tropas a Zaragoza. La Diputación de la Generalidad aragonesa y el arzobispo de Zaragoza, Don García Fernández de Heredia, se oponen al nombramiento y el rey lo tiene que revocar el 17 de mayo de 1410.

A los pocos dias, el 31 de mayo de 1410, muere Martín I. En su lecho de muerte se le pregunta quién debe ser su sucesor, a lo que él responde que quién en justicia corresponda. Este será el argumento principal para encontrar su heredero.

Los Candidatos

Como puede verse en el Cuadro, incluido al principio de este párrafo, a la muerte de Martín I sin sucesor, había 5 Candidatos a ocupar el Trono de Aragón:

  1. Fadrique de Luna o Fadrique de Sicilia, Conde de Luna, hijo bastardo de Martín el joven y de Tarsizia Rizzari, apoyado en parte por el Papa Luna (Benedicto XIII, en el «siglo» Pedro Martínez de Luna), que además era pariente de María de Luna.
  2. Jaime conde de Urgel, biznieto de Alfonso IV de Aragón y sobrino de Martín I, al mismo tiempo que cuñado, al haberse casado con Isabel de Aragón, la hermana menor de Martín I.
  3. Alfonso de Aragón y Foix y, luego, su hermano Juan de Prades, al fallecer Alfonso de Aragón.
  4. Fernando de Trastamara, sobrino carnal de Martín I, hijo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, así como hermano de Enrique III, el doliente, de Castilla. Conocido como Fernando de Antequera por haber conquistado esa importante plaza del reino nazarí de Granada, el 16 de septiembre de 1410.
  5. Luis de Anjou, nieto por su madre, Yolanda, de Juan I de Aragón.

Hay que recordar que en el Reino de Aragón no existía la Ley Sálica, por lo que las hembras tenían los mismos derechos hereditarios que los varones, y los transmitían a sus herederos.

La Concordia de Alcañiz y el Compromiso de Caspe

El 1 de junio de 1411 se produce el asesinato de Don García Fernández de Heredia, Arzobispo de Zaragoza y Presidente de las Cortes de Aragón, que, como ya hemos dicho, se había opuesto radicalmente a la candidatura de Jaime de Urgel. El asesinato fue perpetrado por Antón de Luna, el principal valedor de los intereses de Jaime en Aragón. De ahí que se acusase a Jaime de Urgel de instigador de dicho asesinato.

Todo hacía presagiar que la controversia dinástica se resolvería por la fuerza y que acabaría en una guerra civil. Sin embargo, y después de la intervención del Papa Benedicto XIII (el Papa Luna), que publicó una Bula el 23 de enero de 1412, los representantes de los tres Reinos se reunen en Alcañiz y en la llamada Concordia de Alcañiz (15/2/1412) establecen que la controversia sucesoria sea resuelta por un arbitraje de 9 Compromisarios, 3 nombrados por cada reino, que deberán reunirse en la localidad aragonesa de Caspe para encontrar el «verum regem et dominum per iustitiam secundum Deum et eorum conscientias habere deveant», con el voto favorable de al menos 6, siempre que entre los seis haya al menos 1 de cada reino.

Cataluña nombra como compromisarios al arzobispo de Tarragona y a dos seglares, un jurista prestigioso y un representante de la burguesía, mientras que en Valencia y Aragón nombran a dos religiosos y un seglar experto en derecho. Entre los compromisarios de Valencia está Vicente Ferrer, dominico y predicador de gran prestigio (el futuro San Vicente Ferrer) y su hermano, Bonifacio, prior de la Cartuja de Portacoeli.

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El Compromiso de Caspe (Pintura de Fortún y Sofi)

Los Compromisarios se reunen en Caspe el 22 de abril de 1412 y el 25 de junio de 1412 firman el Acta notarial de su acuerdo, el que se conocerá como Compromiso de Caspe. En dicha Acta se dice:

Publicamus quod Parlamenta predicta et subditi ac vassalli Corone Aragonum fidelitatis debitum prestare debent et tenetur illustrissimo ac excellentissimo et potentissimo principi et domino: domino Ferdinando, infanti Castelle, et ipsum dominum Ferdinandum in eorum verum regem et dominum habere tenetur et debent.

(Publicamos que los Parlamentos nombrados y los súbditos y vasallos de la Corona de Aragón deben y están obligados a prestar fidelidad al ilustrísimo, excelentísimo y potentísimo príncipe y señor don Fernando, infante de Castilla, y que al mismo don Fernando deben y están obligados a tener y reconocer como su verdadero rey y señor.)

Aunque nada se sabe con seguridad, ya que los Compromisarios dijeron que lo habían acordado por unanimidad, y habían jurado guardar secreto sobre las deliberaciones, se dijo que todos los eclesiásticos, excepto el arzobispo de Tarragona, votaron a favor de Fernando de Antequera, que contó, así mismo, con el voto del tercer representante aragonés y de Bernardo de Gualbes, el representante de la burguesía catalana.

El 28 de junio, delante de la iglesia de Caspe, Vicente Ferrer publica el Compromiso y proclama sucesor de Martín I, a título de Rey de Aragón, a Fernando de Antequera, que reinará con el nombre de Fernando I de Aragón, si bien sólo durante 4 años, hasta su fallecimiento en 1416. Le sucederá su hijo primogénito, Alfonso V, que será conocido como el Magnánimo, mientras que dos hermanos suyos, Enrique y Juan quedaban en Castilla, donde fueron conocidos como los Infantes de Aragón. Juan casará con Blanca de Navarra, heredera de este reino, y serán padres de Carlos, el príncipe de Viana. Pero todo eso ya queda lejos de nuestro Trovador.

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Retrato imaginario de Fernando I de Aragón     Manuel Aguirre y Monsalbe

Mientras tanto, Jaime de Urgel (Balaguer, 1380 – Játiva, 1433) se niega a reconocer a Fernando como rey y se alza en armas contra el nuevo monarca. Derrotado en Castelflorite y en Montearagón, se refugia en su castillo de Balaguer, que será asediado y rendido el 31 de octubre de 1413. Murió prisionero en el castillo de Játiva en 1433, a los 53 años, de los que pasó 20 en prisión.

A lo largo de los siglos, algunos han querido ver una supuesta idea de unidad de España en la política de la familia Trastamara, que a principios del siglo XV había conseguido instalarse en todos los tronos de la España no musulmana. Otros, particularmente los nacionalistas catalanes, entendieron que en el Compromiso de Caspe nace una sumisión implícita del Reino de Aragón, y de Cataluña por tanto, a Castilla. Esta cuestión queda fuera de nuestro repaso de los datos históricos. Lo que si nos parece relevante, para nuestro examen de la utilización de los hechos históricos en la obra de teatro El Trovador y en el libreto de Il Trovatore, es lo siguiente:

  1. Los hechos históricos se corresponden, grosso modo, con los presentados en ambas obras. Pero, en los detalles, aparecen anacronismos y bastantes imprecisiones.
  2. El Conde de Luna es un personaje de la historia del periodo, que no encaja en la posición en que lo colocan en ambas obras. Lo que si es cierto es que los Luna fueron una de las 8 casas más importantes de Aragón.
  3. En la obra de teatro aparece el asesinato del Arzobispo de Zaragoza y el nombramiento del Conde Luna como Justicia de Aragón, que es un ejemplo más de las imprecisiones o «licencias poéticas» que se permitió Antonio García Gutiérrez.
  4. Artal Ferrench de Luna fue el abuelo de Doña María de Luna, la reina de Aragón por casamiento con Martín I «el humano» o «el viejo». Curiosamente, en la obra de teatro el Trovador se llama Manrique de Artal y no está nada contento de su apellido.
  5. En la obra de teatro Manrique cuenta que gozó de la protección en Vizcaya de Don Diego de Haro, que lo habría introducido en Zaragoza. Creo que Antonio García Gutiérrez utiliza un apellido ilustre, ligado a Castilla y al señorío de Vizcaya, pero que no tiene ningún sentido en un conflicto relacionado con la corona de Aragón.
  6. En la obra de teatro Doña Leonor se apellida Sesé, que es otro de los apellidos ilustres aragoneses, como Lanuza y Urrea. Pero, sin duda, es un personaje de ficción.

En definitiva, que como fue habitual en otros autores de la literatura y el teatro del Romanticismo, algunos tan ilustres como Victor Hugo o Eugène Scribe, su historicismo podríamos calificarlo de pseudo-historicismo: se basan, si, en grandes hechos históricos sucedidos, pero los detalles suelen estar plagados de errores, confusiones y anacronismos, por no decir interpretaciones erróneas voluntarias.

Y la Primera Guerra Carlista (1833-1840)

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Como decíamos al principio de este Post, en 1836 Antonio García Gutiérrez se había alistado en el ejército para combatir a los Carlistas, al extremo de que tuvo que escapar del cuartel en el que estaba acantonado su regimiento para asistir al estreno de su obra El Trovador.

Cuando se estrena la obra, el 1 de marzo de 1836, hace más de 2 años de la muerte del rey Fernando VII y España se encuentra bajo la regencia de su esposa la reina María Cristina, en espera de que su hija, Isabel, alcance la mayoría de edad para poder reinar como Isabel II. En torno a la joven reina regente, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, se habían agrupado todos los españoles que anhelaban un cambio político y social que fuese acorde con los nuevos tiempos, en consonancia con lo que pasaba en el resto de Europa, singularmente en Francia, después de la revolución de 1830. Así lo sentían especialmente los Liberales, algunos de los cuales habían vuelto del exilio, y sin duda, García Gutiérrez, amigo de Espronceda y Larra, era afecto a esa facción.

Enfrente estaba el infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, que representaba la visión absolutista de «l’ancien régime«, como en Francia lo representó Carlos X, en el reinado que siguió al rey constitucional que quiso ser Luis XVIII. Bajo la apariencia de una Guerra de Sucesión, en base al reconocimiento o derogación de la Ley Sálica, que ciertamente Fernando VII había gestionado muy mal, los Carlistas, que no reconocían a Isabel como futura reina, provocaron una auténtica guerra civil, que se repetirá a lo largo del siglo, y en la que se dirimirán muchas más cosas.

Como ya hemos excedido la longitud razonable de un Post, simplemente incluimos un Esquema que explica sumariamente lo que fue esa primera Guerra Carlista, que también ilustramos en los ENLACES.

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Las Guerras Carlistas y su trascendencia en la España del XIX (y probablemente en la del XX) excede, en mucho, la digresión histórica que hacemos en este Post, en torno a la «historicidad» del drama «El Trovador» y la ópera «Il Trovatore«. Basta con decir que El Trovador es un drama que reúne todos los ingredientes del teatro más característico del romanticismo español y, de alguna manera nos ilustra hoy sobre cuáles fueron las pasiones que movieron los corazones de los hombres y mujeres del siglo XIX.

ENLACES:

El Compromiso de Caspe

La Primera Guerra Carlista

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