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Tosca, Dramma musicale 

El próximo día 16 de Abril tendremos ocasión de ver en Viena la versión de Tosca que presenta la Wiener Staatsoper, con las actuaciones de Ángela Gheorghiu, Jonas Kaufman y Bryn Terfel, bajo la Dirección Musical de Mikko Frank, con Puesta en Escena de Margarethe Wellmann. En principio deberá de ser una representación antológica, y con esa ilusión vamos.

La ópera Tosca, Dramma musicale, en 3 Actos, fue compuesta por Giacomo Puccini, con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en el drama La Tosca, de Victorien Sardou, con un papel escrito para la magnífica actriz Sarah Bernhardt. La ópera Tosca se estrenó en Roma, en el Teatro Constanzi, el 14 de enero de 1900, y fue desde el primer momento un gran éxito, no habiendo abandonado el Repertorio de las obras más representadas desde entonces. En España se estrenó el 15 de diciembre del mismo año en el Teatro Real de Madrid.

Al parecer Puccini vió una representación del drama de Sardou, La Tosca, en Milán y le gustó mucho, queriendo hacer una ópera inmediatamente. Le pidió a Ricordi que adquiriese los derechos y se encontró con que ya habían sido adquiridos para el compositor Alberto Franchetti en 1893 (el drama se había estrenado en París en 1887). Afortunadamente para Puccini, Franchetti, un buen compositor de la Escuela Verista, no se vió con fuerzas para poner música a La Tosca, y le vendió los derechos a Puccini, que, tras las consabidas discusiones con sus libretistas, consiguió terminarla y estrenarla con gran éxito, como ya hemos dicho.

De todas formas, el estreno fue un tanto complicado por cuanto había una amenaza de tumulto, o incluso atentado, en una representación en la que se esperaba la presencia de los Reyes italianos. No pasó nada, pero unos meses más tarde moriría en un atentado en Monza el rey Humberto de Saboya.

La obra ocurre en el transcurso de un día, precisamente el 14 de junio de 1800, el día de la Batalla de Marengo, que tiene su importancia en el desarrollo de la trama y que trataremos en un próximo post. La obra se desarrolla en tres escenarios reales de Roma, y Puccini, siempre muy detallista, se preocupará en hacer descripciones musicales de los escenarios y hacerlas con referencias a la realidad. Dichos escenarios son los siguientes:

  1. El 1er. Acto se desarrolla en el interior de la Iglesia de Sant’Andrea della Valle, que posee la segunda cúpula más alta de Roma, después de San Pedro del Vaticano
  2. El 2º Acto se desarrolla en los aposentos del 2º piso del Palazo Farnese, actualmente la Embajada de Francia. Dicho palacio perteneció a la familia Farnesio y en la obra es la residencia romana de los Reyes de Nápoles, como de hecho lo fue
  3. El 3er. Acto se desarrolla en la planta superior del Castel Sant’Angelo, a orillas del Tiber, a la sazón Prisión en la que fueron encerrados los «republicanos» depuestos

Los tres escenarios son muy conocidos por los romanos, son creíbles, desde un punto de vista dramático, y además están cerca entre sí.

Como muestra de esa forma de ser detallista de Puccini, se cuenta que quiso conocer exactamente la nota de la campana mayor de la Basílica de San Pedro del Vaticano, el famoso campanone. Se pasó unos días en Roma hasta que se cercioró de que efectivamente era un Mi grave (Mi1). De la misma forma, el aire pastoril, que incluyó para ambientar el amanecer del 15 de junio, no dejó que lo escribiesen sus libretistas milaneses, sino que contrató al efecto al romano Luigi Zanasso. Y, de la misma manera, pasó tiempo en distintas iglesias de Roma, para escuchar y ver las costumbres y rituales romanos para así componer el «Te Deum» del 1er. Acto.

El resultado es una ópera muy interesante, cargada de tensión dramática, con una música muy moderna y muy pucciniana. Puede decirse que presenta una continuidad del discurso musical apenas interrumpido por algunas, pocas, Arias. De hecho, el protagonista masculino (Il primo uomo) que es el Pintor liberal Mario Cavaradossi tiene sólo dos arias, una de ellas bastante corta, y la protagonista femenina (La prima donna), la afamada soprano Floria Tosca, sólo una, al igual que el malvado Barón Vitellio Scarpia, Jefe de la Policia Vaticana. En definitiva, es un mosaico de flashes que describen la situación dramática y lo que piensan los personajes, en un lenguaje casi cinematográfico, cuando aún no existía el cinematógrafo.

Pero es que ni tan siquiera los duetos son tales, o son incompletos. Es conocida la opinión de Ricordi cuando escuchó el Dúo O dolci mani, en el 3er. Acto, al que descalificó así:

Duetto fragmentario, compuesto de piezas que se quiebran una y otra vez

Precisamente con esa opinión negativa Ricordi pone de relieve una de las grandezas de la ópera más radical de Puccini, que es la música de la conciencia mediante la yuxtaposición de breves motivos melódicos. Puede decirse, con el Profesor Menéndez Torrellas:

Puccini crea paisajes acústicos que entreveran el sonido ambiental con la psique del personaje, como si la música que lo rodea retumbase dentro de su cabeza y se colorease de sus propios pensamientos

En el cuarto post de esta serie nos referiremos a los hallazgos musicales de esta ópera, que la hacen tan interesante, analizando varios de sus momentos más importantes. Todo ello sustentado en una obra dramática competente, que nos muestra una historia de engaños y dudas. Podría decirse que nada es honesto ni directo, el Jefe de la Policia es venal, la indefensa y artística soprano se convierte en una verdadera heroina trágica, ella que Vissi d’arte, vissi d’amore (He vivido del arte, he vivido del amor) acaba siendo una activista comprometida, eso sí por amor, y hasta la ejecución de Cavaradossi resulta una falsa simulación.

Para ir terminando este primer post sobre Tosca, nos podemos preguntar si estamos realmente ante una obra Verista, es decir basada en la realidad, en una realidad fea y desgraciada, y contada con «pelos y señales». Yo no lo creo, de hecho la estoy etiquetando como Postverismo y Neoromanticismo. Pero es que un experto y estudioso como el Profesor Menéndez Torrellas lo dice así:

Tosca trascendió, con su lenguaje aforístico y fragmentario, las limitaciones del Verismo, al convertir la fantasía en parte indisociable, y apasionadamente sonora, de la realidad.

Lo que sí puede apreciarse, por supuesto, es la modernidad de la obra y las influencias que sobre Puccini ejerce tanto Wagner como la Ópera francesa. Me remito a lo ya dicho en los posts de Manon Lescaut. Sólo añadir que en Tosca el autor hace un uso extensivo de la técnica de los leitmotiv, al extremo de anticipar las apariciones de los personajes o, mejor aún, de revelarnos la presencia en el subconsciente de las interacciones entre los diversos personajes. A modo de ejemplo, en el 3er. Acto, con Scarpia ya muerto, su leitmotiv, los tres acordes, nos indican en dos ocasiones que su sombra sigue presente en la mente de los protagonistas. Como decíamos antes, es un nuevo lenguaje músico-dramático que anticipa el lenguaje cinematográfico.

Y acabamos  preguntandonos ¿cómo es Tosca? Es una mujer joven y guapa, una gran soprano, tiene éxito, tiene fama, amigos e influencias (la propia reina), gana dinero, es un poco frívola, no le importa nada la política, está enamorada de un pintor, que parece bueno y con inquietudes, un intelectual seguramente, y de pronto se ve metida de lleno en un buen lío. Y hace lo que ella cree que tiene que hacer. Pero tiene un momento de debilidad: se pregunta, más o menos, qué pinta ella en todo eso, ella que vive para el arte y para el amor. Dejemos que sea la mejor María Callas, en su versión de 1953, bajo la dirección de Victor de Sabata, quien nos lo diga en este ENLACE

 Vissi d’arte

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