LAS GRANDES SONNAMBULAS
En este post vamos a analizar el personaje protagonista de esta ópera y las grandes cantantes que lo han interpretado.
Ya hemos dicho, en el post anterior, que Amina es una huérfana, que ha vivido con su madre adoptiva, Teresa, la dueña del molino, y de la que en la ópera no se sabe más. Hay un hecho curioso, en el que intervino Bellini decisivamente, y es que Romani tenía previsto, según el modelo de Scribe, que al final de la obra, en una típica escena de reconocimiento, se descubriese que Amina era en realidad la hija del Conde y, por tanto, la hermana de Rodolfo. Sin embargo, Bellini prefirió que no se supiese nada más y que quedase como un personaje vacío de historia, que simplemente siente y ama. Es decir, solo y exclusivamente un ser humano sensible. No sabemos quiénes son sus padres, ni cómo llegó a la aldea. Incluso, en la escena de los esponsales, nos muestra que no tiene bienes, diciendo: Ho il cor soltanto, que podemos traducir: tengo solamente el corazón.
Esa vacuidad del personaje permite llenarlo musicalmente y que la intérprete lo posea y le transfiera su personalidad. Dicho de otra manera, hay personajes de la ópera, como por ejemplo Violetta en La Traviata, que tienen una personalidad literaria y vocal tan acusada que están por encima de sus intérpretes, son reconocibles con independencia de quién los cante. Con el personaje de Amina no es así, depende sustancialmente de quién y cómo lo cante.
Y no es que Amina no esté adornada de grandes cualidades humanas. Lo que no tiene es historia ni un rol social. Pero de ella se dicen muchas cosas y muy buenas, y las dice el Coro de Campesinos, desde la Escena Inicial a otros momentos posteriores de la obra. Así se dice de ella que «es una estrella matutina, toda luz, todo amor», «una inocente tórtolilla, emblema del candor». Amina aparece vestida con sencillez, y en las escenas de sonambulismo, con extrema sencillez, una simple vestidura blanca. De la misma forma, el canto de Amina es sencillo y elegiaco, y puede decirse que también «vestido con sencillez». Esta vacuidad y sencillez lleva a una especie de transparencia del personaje que hace que lo que se ve en el escenario es la personalidad de la intérprete.
Sea por estas razones, derivadas de la construcción de Bellini del personaje de Amina, o sea por las cualidades extraordinarias de la primera Amina de la historia, la realidad es que con esta ópera Giuditta Pasta se convirtió en la primera Diva, la primera prima donna mítica de la historia. Pensemos que los grandes personajes de la ópera de los siglos anteriores habían sido los castrati y, podemos decir, que a partir de La Sonnambula el cetro pasa a las grandes Sopranos. A Giuditta Pasta le vamos a dedicar un post, por lo que ya no hablaremos aquí más de ella. Si vamos a hacerlo de su contemporánea, María Malibrán. Ambas, junto a otras pocas sopranos constituyen la categoría de soprano assoluta o soprano sfogato, calificación que podemos dar también a María Callas, con lo que podemos empezar a aproximarnos al concepto de ese tipo de voz.
María Malibrán (París, 1808 – Manchester, 1836) era la hija del famoso tenor español Manuel del Pópolo (Rodriguez) García, (1775-1832), o simplemente Manuel García, sevillano para más señas, cantante, compositor, productor de ópera y director de escena, que formó una compañía de ópera con su propia familia y desde Italia, se lanzó a la conquista de América, representando en Nueva York, por primera vez, obras como El barbero de Sevilla o Don Giovanni. Esto ocurrió en 1825, después de haberse establecido en París en 1807 y en Italia en 1810, haberse convertido en uno de los personajes más influyentes del mundo de la Ópera, y ser gran amigo de Rossini, para el que estrenó, cantando como tenor los papeles estelares, tanto Il barbiere como su Otello.
Casado en segundas nupcias con Joaquina Sitches (la Briones), tuvo tres hijos que han pasado a la historia de la ópera: Manuel Patricio Rodriguez García Sitches (1805-1906), que fue barítono, pero sobre todo Maestro de Canto e inventor del laringoscopio. En su larga vida, de casi 101 años formó a varias generaciones de cantantes y gracias a él sabemos cómo debió de ser la época del Bel Canto; María, apellidada Malibrán por su marido, de la que hablaremos a continuación; y Paulina Viardot (1821-1910), también soprano famosa. Veamos el aspecto de Manuel padre y de María, en dos cuadros famosos, uno de Goya y otro de François Bouchot, colgado en el Louvre.
Para calificar las virtudes de María nos basta la opinión de Rossini, ya retirado en París, cuando fue preguntado por los más grandes cantantes que había conocido:
Muchos cantantes de mi tiempo fueron grandes artistas, pero hubo sólo tres genios: Lablache, Rubini y esa niña tan mimada por la naturaleza, María Malibrán.
María no cantó muchos años, por su prematura muerte. Debutó en Londres, en 1825, con 17 años, en el papel de Rossina, de El barbero, sustituyendo a Giuditta Pasta por enfermedad. En menos de dos meses era ya una estrella y se embarca con sus padres y hermanos hacia Nueva York, donde será la principal triunfadora de los estrenos americanos de Rossini y Mozart. Vuelve a Europa, donde tendrá grandes éxitos en Londres y París. Chopin llega a decir que María es la reina de Europa. La verdad es que era una artista flexibilísima, tanto en su tesitura, que iba desde la de una Contralto hasta la de una Soprano de colaratura, como en su capacidad interpretativa, ya que podía ser apasionada y genial, como Semiramide, o profundamente melancólica, como Desdemona, o alegre, pícara y grácil, como Rossina.
El encuentro con Bellini se produce en Londres, en la primavera de 1833, donde canta por primera vez el papel de Amina en La Sonnambula. Bellini queda profundamente impactado y, posiblemente, enamorado, aunque esto último siempre lo negaron ambos. Lo que sí es cierto es lo que dijo Bellini:
Desde ahora, aquello que ordene la Malibrán, Bellini lo cumplirá.
Para el debut de Malibrán en el Teatro alla Scala, que se produjo en 1833, Malibrán escoge el papel de Norma, que había estrenado Pasta unos meses antes. Aquello fue una conmoción en Milán, dividido entre los seguidores de ambas Divas. La realidad es que Malibrán le «robó» la audiencia a Pasta en pocos días. Hubo escenas de histeria por toda Italia y María tuvo que refugiarse en alguna iglesia huyendo de sus admiradores.
La prematura muerte de María impidió que Bellini llegase a escribir una ópera para ella, como le tenía prometido. Sólo le modificó I Puritani, con una versión que nunca llegó a estrenarse.
Las Aminas de los siglos XX y XXI
Como nos hemos extendido mucho con las dos grandes intérpretes del XIX, nos vamos a limitar a citar las principales Aminas del siglo XX y de la actualidad. Hemos preparado un LR de YouTube con 22 interpretaciones de algunas de las principales y a ellas nos vamos a referir brevemente. En todos los casos cantan la escena final:
Aria y Cabaletta Ah! non credea mirarti ……….Ah! non giunge uman pensiero
En dicha Escena aparece Amina en estado de sonambulismo y canta una extremadamente melancólica Aria en la que recuerda con infinita nostalgia a su amado, que lo presencia todo, en compañía de Teresa y Rodolfo. En un momento dado, con un Elvino que por fin se da cuenta de su error y está profundamente arrepentido, deciden despertarla, en brazos de su amado y de su madre adoptiva. Se produce el final feliz, con una Cabaletta que es una de las mejores expresiones de alegría de la historia de la ópera.
Pues bien, está escena podemos verla, escucharla y disfrutarla en las voces de las siguientes Sopranos, que son las grandes Aminas:
- Principios del siglo XX: Adelina Patti (1906), Luisa Tetrazzini (1911) y Amelita Galli-Curzi (1915)
- Segundo Tercio del siglo XX: María Callas (1955) (1957) (1965), Anna Moffo (1960), Renata Scotto (1961) y Joan Sutherland (1962) (1963)
- Último tercio del siglo XX: Montserrat Caballé (1974), June Anderson (1984), Renée Fleming (1990), Edita Gruberova (1993) y Patrizia Ciofi (1994)
- Siglo XXI: Sumi Jo (2003), Ángela Georghiu (2004), Natalie Dessay (2006), Anna Netrebko (2007), Cecilia Bartoli (2008), Jessica Pratt (2010) y Diana Damrau (2014)
Como puede apreciarse, es un plantel de sopranos importante. De Callas y Sutherland hay más de una versión para que nos vayamos acostumbrando a ver los cambios de una voz, con el tiempo, aunque sea la de una súper cantante.
Para terminar decir que, posiblemente, Giuditta Pasta pudo tener una voz como la de Callas, mientras que María Malibrán podría haber sido una mezcla de Sutherland y Bartoli. Pero eso nos lo imaginamos, porque ellas cantaron antes de la invención del fonógrafo
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